top of page
Buscar

Apego y vínculos: lo que aprendimos... y lo que podemos transformar

¿Alguna vez te preguntaste por qué te cuesta confiar en los demás? ¿O por qué repetís ciertos patrones en tus vínculos, aunque no querés hacerlo?La forma en que nos relacionamos hoy está profundamente influida por nuestras primeras experiencias de apego.


👶 Apego en la infancia y vínculos en la adultez: ¿cómo se conectan?

Desde que nacemos, necesitamos sentirnos protegidos, vistos y queridos. Esa necesidad no es un capricho: es parte de nuestra biología. El vínculo con nuestros cuidadores primarios —especialmente en los primeros años de vida— va configurando cómo nos sentimos con nosotros mismos y con los demás.

Según cómo haya sido ese apego, vamos desarrollando creencias profundas:

  • “Soy digno de amor” o “tengo que hacer mucho para que me quieran”.

  • “Puedo confiar en los demás” o “si me muestro vulnerable, me lastiman”.

  • “Mis emociones importan” o “mejor no molestar a nadie con lo que siento”.

Estas creencias no se ven a simple vista, pero operan como un guión interno que guía nuestras relaciones en la adultez: cómo elegimos pareja, cómo nos vinculamos con amigos, cómo ponemos límites, o incluso cómo nos sentimos en el trabajo.


❓ ¿Por qué a veces me cuesta confiar?

Cuando el apego en la infancia fue inseguro —porque hubo inestabilidad, negligencia, violencia, sobreprotección, o ausencia emocional— es común que, ya de adultos, experimentemos inseguridad vincular: miedo al abandono, ansiedad por agradar, dificultad para poner límites o desconfianza constante.

Esto se conoce como trauma relacional: heridas emocionales que no vienen de un solo evento traumático, sino de vínculos que no nos cuidaron, validaron o protegieron como necesitábamos.

Es importante aclarar que, en muchos casos, esto no se debe a una mala intención de quienes nos criaron. A veces, simplemente hicieron lo mejor que pudieron con los recursos que tenían, o también cargaban con sus propias heridas no resueltas. Y aun así, ciertas experiencias dejan marcas.

Y esas heridas no se "superan" solo con tiempo o con comprensión racional. Se transforman a través de experiencias vinculares nuevas y reparadoras.


🌿 El vínculo terapéutico: una relación que puede sanar

En terapia, el vínculo entre paciente y terapeuta es clave. No se trata solo de hablar de lo que duele, sino de vivir una experiencia emocional distinta: sentirte escuchado, sostenido, respetado... sin juicios, sin exigencias, sin condiciones.

Cuando el espacio terapéutico se convierte en un lugar seguro, donde podés ser vos mismo/a y mostrarte vulnerable, algo profundo empieza a cambiar:

  • Aprendés a confiar.

  • Descubrís que tus emociones tienen valor.

  • Te animás a poner palabras donde antes había silencio.

  • Reescribís tus guiones internos desde un nuevo lugar.

Este proceso es especialmente potente cuando se trabaja desde enfoques como EMDR, que no solo permiten hablar de lo que pasó, sino procesar las huellas emocionales del trauma relacional, integrarlas y transformarlas.


✨ ¿Y si pudieras construir una nueva manera de vincularte?

El apego no es un destino inamovible. Es una base. Y con las condiciones adecuadas, podemos fortalecerlo, sanarlo y aprender a vincularnos desde un lugar más libre, seguro y auténtico.

Si sentís que tus vínculos te generan sufrimiento, repetís patrones que no querés o te cuesta confiar en los demás, podés empezar a trabajarlo en terapia.A veces, la primera relación segura que tenemos como adultos es la que se construye con nuestro terapeuta. Y desde ahí, muchas cosas se transforman.


🌱 Estoy acá para acompañarte si sentís que este camino puede ser para vos. Agendá tu primera entrevista y empecemos a crear juntas/os un espacio seguro desde donde sanar.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page